El horizonte es esa imagen y concepto que nos parte en dos, que nos divide la mirada como una suerte de equilibrio formal y simbólico. Cada cultura y momento de la vida, contienen su propio horizonte más allá de las montañas y representa un limbo de aspiraciones, resonancias lejanas que tocan y desbordan todo cuanto existe y sublimamos internamente.
Esta exposición es la puesta en escena de ese eje de significados y de incertidumbres que dan forma a esa extraña y oscura pulsión de un horizonte nunca alcanzado pero siempre presente en nosotros. Propone articular un diálogo entre la producción de creadores que asumen desde su trabajo; un discurso que evoca lo ambiguo, lo contenido explotando por dentro y que por consecuencia refleja espectros y construcciones de una realidad paralela, que se decanta hacia una emotividad de la mirada.
Cada proyecto constituye una presencia introspectiva, una poética de lo remoto y lo racional, que nos empuja hacia múltiples ficciones todas ellas reconfiguradas desde una práctica artística procesual y de carácter in situ. En la radicalidad de cada obra, se anida insurrecta una multiplicación estridente de las cosas, y se relacionan en esa línea vulnerable de la memoria como en un santuario. El pasado palpita entonces en su lejanía y siempre nublada continuidad, haciendo evidente desde este Horizonte Artificial los conflictos de la urbanidad desde Guatemala y su relación con el mundo globalizado y vernáculo simultáneo.
Cada proyecto es un alfabeto esparcido por el desierto que reconstruye palpitaciones de nuestra memoria personal y de una delicada manera se relaciona y confronta nuestro tiempo común, nuestro entorno. Más allá del amarillismo de la imagen, de una estrategia de conmoción superficial y efectista, este proyecto apunta hacia una práctica regenerativa y deconstructiva de la información y cultura asimilada desde la mirada. Es en sí misma, una coraza que explota y deja una nube de cristales resplandecientes y punzantes que detonan otros universos a punto siempre de explotar. Quizás el ejercicio de la observación de algunos acontecimientos a distancia para ser un acento sin el peso de la tradición.